Apego inseguro

“No es sueño la vida... y al que le duele su dolor le dolerá sin descanso...” (F. García Lorca)

El apego aprendido sugiere probabilidades pero no implica condena. No es determinista porque convive con otras variables del desarrollo y porque puede modificarse mediante intervenciones basadas en apego.

Investigaciones muestran diferencias entre menores con distintos apegos en habilidades sociales, atención, memoria, lenguaje, regulación emocional y estructuración neurobiológica. La oxitocina (OXT) participa en conductas prosociales y maternaje; niveles reducidos se asocian a abuso, maltrato y ciertos trastornos.

Déficits de apego generan procesos neurofisiológicos relevantes codeterminados por violencia, pobreza y falta de afecto. Comprender esto orienta políticas sociales y la necesidad de intervención psicosocioeducativa y terapéutica temprana.

Bowlby definió cuatro pilares de una psicoterapia eficaz basada en apego: 1) clima de seguridad; 2) exploración de relaciones y modelos internos; 3) conectar dificultades actuales con historia de apego; 4) promover experiencias emocionales correctivas.

La neurobiología interpersonal respalda que los procesos interpersonales remodelan el cerebro, incrementando integración neuronal y seguridad. El vínculo terapéutico facilita regulación afectiva y mentalización, ampliando resiliencia.

Gracias a la plasticidad neuronal el cerebro puede establecer nuevas conexiones y transformar su estructura física, alentando la labor profesional incluso ante diagnósticos complejos.